8/22/2011

¿Eso quién? (IV)

Quitando el mal vino Isidoro Lozas podía titularse como agradable persona. Modales a lo antiguo, labia de usted, corbateado en agosto, voluntario para hacer de Pepe Chapuzas a ancianitas torponas, para repartir jeringuillas y tigretones en el yoncódromo de Las Arenas, rubito escandinavo, mofletes de querubín, barba ajardinada. En tres palabras: testigo de Jehová.

Pero ya quedó prevenido que le aquejaba un beber camorrista y cuando se mamaba su cogorza salía del Casino Águeda igual que Miura por la puerta de toriles, husmeando títere al que embestir. Títere que Isidoro se confeccionaba a medida con agriar la mínima conversación callejera: «¡que te llamas Paco aunque no me guste!», «¡que me has mentado la madre en las ideas!», «¡que ayer no te afeitaste!», «¡que no lees los Evangelios por escocerme los huevos!».

Y se liaba a hostiar a lo bruto, ignorante de kárates, taiquondos o full contacts. De verdad. Y como toda inculta verdad, no coreografiada: molineaba brazos, puñeteaba amariconado, zamarreaba, achuchaba, coceaba, derribaba, se revolcaba, y según estipula la pendencia feroz y charcutera, mordía. Orejas preferentemente.

Relataban de Isidoro los mozos de La Ventolera —esos mozos que de botellón en las escaleras del Casino Águeda lo llamaban, le ofrecían un trinque por una Atalaya y le daban cuerda interesándose en la Apocalipsis venidera— que a fecha de hoy portaba desorejados a tres, medio desorejados a cinco, y a Quico, el del garaje, que por cubrirse los soplillos durante la enganchada, le arrancó una porción del labio inferior. Lo apodaban el «Vuelta al Ruedo», o su versión abreviada, «el Vueltas».




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2 Comentario:

anuar bolaños dijo...

ENTRE LA MANO Y EL TÍTERE


En la ciudad,
cárcel pegajosa.

Entre las sombras
la tempestad, los demonios,
los monstruos milenarios
como un animal arcaico
con agujas en las venas
deambula este corazón mutante,
ángel de chatarra que busca el norte
y extravió sus sueños.



Anuar Iván.

jojoaquin dijo...

a menudo pienso que a una persona se la juzga por su buen o mal beber. Siempre manteniendo tu buen nivel. Un abrazo