Programadas casualidades
que no relucen
como relucían en los escaparates.
Se patalea
—aun sabiendo el ridículo—,
se exige el libro de reclamaciones
—con un punto más de dignidad—,
se recupera la compostura
—el enojo agota—,
y ya serenos
se tacha otra derrota en el casillero.
.
4 Comentario:
A veces devastas.
Juer, ni comentar puedo tras mirar la foto que has colgado. Como escarpias no, más bien sierras mecánicas! ( si, si de esas tipo la matanza de Texas y tal y tal...)
Besos.
El enojo agota, padre Antero, el hombre de la foto me agotó.
Cuando el ridículo muta en valentía y amor própio.
Bravo por el buen señor de la foto.
A ti Antero bravo por contarlo.
Un beso inmenso
Publicar un comentario