11/10/2013

La princesa de los muslos de fresa

en shorts o minifalda o braguitas
todo el santo día
culebreando las piernas por casa
y cuando le ardían las calenturas
y las ganas de princesa
se pellizcaba los muslos
me encañonaba sus ojeras razón de loca
y legislaba con la boquita cerrada
«¡eh, tú, pitufín, espabila,
que aquí se folla
cuando lo mando
yo!»


y no pellizcos de monja
creedme
pellizcones escarbados de uña
en lentorra espiral enroscada
a lo zombi que comiera a piquitos

en serio
semejaban sus muslos cónclave cardenalicio
y como la bruta sabía
que me mortificaban
los sacrilegios que cometía
en sus lánguidas piernas de ondina
como sabía
que yo largaría al carajo lo que trajera entre manos
que pasaría de desactivar
una bomba en un jardín de infancia
con tal de salvarla
a ella
de ella

como lo sabía

más que invocaba dragones
más
que se encaramaba a su torre de marfil



—Así que escribes, ¿y sobre qué?
—Sobre lo de siempre.




.

5 Comentario:

Sonsoles dijo...

Como me gusta cuando pones el corazón encima de la mesa ;)
Lo del conclave cardinalicio me lo guardo, me ha encantado

Un caldito de pollo pa 2?

MUUAA

calmA dijo...

¿Me prestas el puñal Antero?

Después discutimos para qué...

Si sale fumata blanca, me hago el harakiri, casi siempre después de
leerte, me dan ganas de hacerlo,
del arrebato :-).

Beso, buena semanita tenga ud.

María Bartolomé dijo...

Vaya forma de escribir. Hasta me sorprende cuánto me ha gustado.

Anonymous dijo...

Paladeas la vida de una manera, y luego, un@ desde acá; nomas mirándote, salivando, leyendo por cuánto le llevas la ventaja a las puterias con que nos sale la vida al encuentro.
Y aquí un@, vamos, como un lemúr con ojos fascinados, oliendo tu cavilar desde la repisa de la chimenea, disecado.

Y cómo lo celebro, Antero.

PMPilar dijo...

pues eso, que está triste
que corazón partío/y a rajaduras lo maten
que el Darío lo intro
lo dujo
lo dejó sin condición
que sepa, Antero

besos al Antero