Gota a gota.
Paso a paso.
Chirrían precipitados sigilos las calles y ella participa en la dentera apretando el ritmo: prisa, otra indumentaria de marca. Saluda escaso, musitando, y en las tundras de su oficina se permite la primera sonrisa del día, asqueada por lo cojonudamente que entiende a los capullos que le rodean despachos.
Extravió los domingos el lunes de calores fríos y ahora no digiere lo aprobado antaño por unanimidad. De repente, desconocida. Cachea la agenda tras salvavidas de llavero —citas, responsabilidades, agitación— consciente al fin de que sus errores son un modo de ir atinando poquito a poco. Y que los errores de los demás lo son por mucho que acierten.
El teléfono. Gracias al cielo el desagüe succiona.
Delphine Schacher |
2 Comentario:
En esas andemos, desaguando borbotones de felicidad
mientras catervas de sabuesos
se rascan la pantorrilla.
-percentil bajo-
Besos
En esas andemos, desaguando borbotones de felicidad
mientras catervas de sabuesos
se rascan la pantorrilla.
-percentil bajo-
Besos
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