Me creo que acuno vida y son lunas de uñas cortadas,
asco de otoño.
Contigo aquí no repugnarían,
alargarían esta noche hasta las gastadas
achantando a los camorristas veranos:
—¡Qué pintas!
—¡Pa que nos maten y demos las gracias!
De tanto, solo restan soplos pinchados
meticulosa labor de entomólogo a orillas del Tajo,
recorriendo La Alhambra,
maravillados en Sant Pere de Rodes...
Mi mano
parada
—¿quién adjetivaría así a una mano que ama?—
en tu culo sin el resto del sobo que te rebañé,
muda de serpiente,
feto buceando en optimismos de formol:
el puto vudú de la técnica nos volvió zombis sonrientes.
No es anzuelo la foto
que arrojamos a la memoria a ver qué pica,
es anzuelo que mordemos y nos remonta
a las jorobas del reloj
donde el pulso no adquiere relevancia vital.
Porque sí, porque no hay más tiempo que el gerundio
con todo su tonelaje de presente: estando sin ti.
.
6 Comentario:
Esa palabra es la palabra, Antero. Me llenas.
Me encanta.
vagabundéame las monedas que este gerundio te pienso limosnear.
Con Tutti.
hay culos tan presentes que se merecen todos los gerundios.
otro de las gordos y van...
fuerte abrazo.
Muy trasgresor
Por cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
El gerundio es rey, y le han puesto una calle cuyo nombre esm salsipuedes...vibrante poema, un abrazo, Antero.
Salud
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