Tanta ciudad

—Apáñate una mujer que te quiera.
—¿Y si no me quiere?
—¡Me cago en el copetín santo! ¡Pues buscas y rebuscas los años que sean menester hasta que encuentres una mujer que te quiera!
—Ea, don Gabriel, no se me enrite. ¿Y luego?
—Luego te enamoras de ella.
—¿Y si es que no?
—Si es que no, te empujas para que sea que sí.
—¿Ella de mí no?
—Ella que te quiera. Y a vivir. A ser felices. A disfrutar y disfrutarse. No tiene otro chiste el cuento. Y como te me vengas otra tarde con estas farfolluras, te arremeto con la gancha en el costillar que te avío para meses. ¡Habrase visto tontocristos y cagapañales...! Tanta ciudad, tanta ciudad, que os vais a quedar tísicos de tanta ciudad.




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