Al tercer inofensivo ¡fuego!
el reo supo que había gato encerrado.
Pero su mollera,
una de gama baja,
recordar lo de la tapa del váter
y cambiar de canal durante los anuncios
no daba para muchos bingos.
Entretanto
el oficial increpaba a sus hombres,
examinaba la recámara de las armas,
bautizaba de mierda a panteones enteros
y ordenaba al sargento
reunir otro pelotón de fusilamiento.
El cuarto
entró en escena
como los otros
con parafernalia militar.
También erró.
Al igual que el quinto,
el sexto,
y el séptimo.
El octavo no.
.
2 Comentario:
Me parece original tu escritura, me gusta.
Un beso.
Ocho vidas tiene el gato...
La que sobra dedicada a hacer Zapping
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