5/20/2015

Enésimo intento de autorretrato

Aseguran que una gota del mejor vino
vertida en un barril de mierda
no cambia nada:
el barril de mierda
sigue siendo un barril de mierda.

Pero que
si cometemos la insensatez de salpicar porquería
―una diminuta pizca―
al interior de una barrica del más renombrado vino
obtendremos 200 litros de mierda.

La emoción cojea de manera parecida al segundo escenario.
A ver si lo sé explicar.
Una gota de erizarse la piel,
de escalofriarse,
puede llegar a transformar un barril de mierda.

No en belleza,
por supuesto.

Pero al menos en un infrecuente tipo de mierda.




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