«—¿Y tú?, ¿de dónde eres?
—De donde la carne. No creo en los sitios»
Durante unos años trabajé montando y desmontando escenarios para mítines, eventos sociales. Ese rollo politiquero. De aquella época me dura un maravilloso recuerdo: el íntimo hermanamiento que me invadía cuando, desde la tramoya, y durante lo inflamado de las arengas y el vitoreo por lo morcillona que les penduleaba la razón, cruzaba la mirada con alguien del público en pleno bostezo.
Si padezco ideología es esa sonrisa, o ese encogimiento de hombros o esa sacudida de cabeza posterior.
1 Comentario:
**oh ,dios,
odios son
mas caramelo envuelto**
visca el ordenamiento.
que otra cosa no nos muera
ni a versos ****
bss
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