¿Os imagináis a Satanás bien cebado, orondo y mantecoso como obispo, repantingado en su trono de calaveras mientras escucha con deleite melómano los alaridos de las almas en pena que se cuecen en sus calderos? A que acojona, ¿eh? Pues ahora figuráoslo famélico, enclenque, hiperactivo a causa de la jalufa, lamiendo el moho de las piedras y milimetrando cada efluvio husmeado en pos de carne fresca… Y sí, con un corderito a mano.
El diablo combatía a brazo partido contra su desnutrida condición demoníaca que le instaba a trinchar al animal y zampárselo a palo seco. Y cuando sus retuertas uñas espulgaban el lanudo cuello del borreguito adormilado en su regazo, entre atormentados sudores lograba que el gesto derivara hacia una lánguida caricia. Y cuando le hacía fiestas, arrumacos y besuqueos y sus babeantes colmillos cobraban vida y se cernían como mandíbulas de tiburón sobre aquella chicha lechona, tragaba saliva a mares y conseguía que el rictus mutara en un maternal lametón.
En este plan, días y días. Hasta que, espoleado por esa misma hambre que lo devoraba —artilugio que afila el ingenio y que antes de matarnos da con la solución si la solución existe—, el diablo, al fin, maquinó el ardid que le libraría de morir por inanición.
Creó al hombre.
Bansky |
4 Comentario:
Una vez tuve un ternasquito en los brazos. Y se nos corto para siempre
ka prudencia
ka justicia
la fortaleza
la templanza y ka libertad de prensa.
Luego llegó el maldito año de nieves, año de males y
fin.
Rajoy que no me quita ojo...
bss
la y la. corrige el ka bis
la y la. corrige el ka bis
Una vez tuve un ternasquito en los brazos. Y se nos corto para siempre
ka prudencia
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la fortaleza
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Luego llegó el maldito año de nieves, año de males y
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Rajoy que no me quita ojo...
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