11/27/2016

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Se me fue Adela en agosto.
Este día del profesor le dedico dos textos antiguos.
Por acompañarme toda una vida. Por fusilada valiente.

«Tanto monta, monta tanto el Wyoming como Losantos»
Adela C.

Un mal profesor de literatura nos dura toda la vida

Estaba solemne. El pescuezo derecho como podenco encaramado a cátedra, los oídos estirados a las cuatro direcciones, el ojo fino y las uñas higiénicas y fronterizas: engalanado de postura. ¿En qué queda un hombre que no se ahonda la vigilante postura?, decía. Convidaba a los mozos a viento fullero y peleón y les romanzaba plegarias para espantarse el discurrir. Reía con horario, tarifa y picaporte, y se tenía en pie como los fusilados cobardes, los que codician haber ganado la guerra.


Un buen profesor de literatura nos acompaña toda la vida

La sonrisa barata, jilguera y colorina, los zapatos remendados, la pernera revuelta y el sudor sin componer mapas en sus sobaqueras. Su novia le dijo que sí y casaron rápido —porque la vida es asunto de un rato— y mientras unas calenturas se la estaban llevando le dejó este mandado: «atiende, te quiero siempre barato, jilguero y colorín, si no rabio en la tumba». Ya de viejo se sentaba a la fresca del Casino y repartía a los chicuelos silbos, soniquetes y coplas que embobaban y ponían tiernas a las mozas. Con las primeras anochecidas ajilaba a casa. Liaba tabaco para entretenerse el transitar y se tenía en pie como los fusilados valientes, los que se saben fusilados gane quien gane la guerra.








NANCY FOUTS

1 Comentario:

P MPilaR dijo...

*ni la más ingrata de las compañías son remedo de profesor malo malísimo.
La literatura no sabe si poner remedio
si devolver a Adela
si acabar con el desastre inmortal de mortales de dios en vano
¡ay, que ya no somos lo que semos!

besos