Vaya esta interrogación por delante, ¿dónde se ha demostrado que nuestro espíritu esté hecho de insustancialidades desocupadas de chicha, oquedades por rellenar o humaredas vaporosas?, ¿eh? Lo que existe, existe porque existe. Y bien sabe la ciencia que los espíritus sanos relucen mantecas como hembra hecha y derecha, mientras que aquellos otros tísicos pendulean nuestras entrañas como galgos en ahorcadero, amoscados y rocinantes.
Ánchese a sus anchas el espíritu, manténgalo rollizo, cebado, con sus lorzas derramadas por donde se le antoje al buen vivir, siguiendo esta dieta elaborada por Indalecio Buendía y el Centro gastronómico de Malcuernilla del Álamo Alto. Cien pringosas recetas que harán de sus adentros altaneros en la descarga. Porque un espíritu enfermizo y acanijado da para lo que da, para evacuar como señorita de Ponferrada: con insípida escandalera y exiguo lastre en la descarga; en cambio, un espíritu saludable, fornido y enérgico, no se engañen ustedes ni se dejen engañar, obra luengas morcillas entre apocalípticos troníos de tormenta.
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2 Comentario:
Ancho anchuroso mi espíritu soporta humaredas
Pero de pesada pesantez no me libra miaja de la soportHabilidad
No sé qué opinará maese Indalecio.
Bss
Ancho anchuroso mi espíritu soporta humaredas
Pero de pesada pesantez no me libra miaja de la soportHabilidad
No sé qué opinará maese Indalecio.
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