El niño de seis años juega con un revólver Smith and Wilson calibre nueve milímetros. Inconsciente y lánguido se recorre la frente con la mirilla del arma. Luego los ojos. El tabique nasal. Se detiene sobre los labios. Se introduce el cañón en la boca. Y muerde.
Ruth Herbert, madre, aparece y le regaña. Le tiene prohibidísimo el chocolate antes del almuerzo.
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1 Comentario:
*las madres, a lo suyo: a no dar una en el clavo
*los zagales, muertos van de vicio hasta la ceja
implosiva
é lo que é
Bss
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