—ella y yo—
cojito empapado de lluvia.
Te veremos tambalear la pena en palabras
e irte
al ritmo que los que remolonean la marcha.
Y te odiaremos
por no haber adquirido el moroso automatismo del artesano.
Por figurar.
Por no haber hecho oficio callado del amor.
Te odiaremos
—ella y yo—
sin afinar la maldad, el desprecio
o los ángulos corvos de la humillación;
con el vegetal guiño cómplice
de dos amantes veteranos en Vietnam.
Te odiaremos un pequeño odiar,
amor inválido bajo la lluvia.
Roger Grasa |
1 Comentario:
Demasiados ángulos corvos
para odiar lo grande
ay, qué del amor no se sepa👏😖
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