Nos ametrallábamos compinchados en fallar
revolcándonos en la camaradería
y satisfechos de que la redondez de la patria
recayera sobre nuestros viriles hombros.
Hasta que aquel insólito domingo,
tras el aguacero,
abrieron fuego para acertar.
Lo recuerdo como si fuera hoy,
el día que el enemigo se pasó al otro bando.
.
1 Comentario:
Aun se ve el humo salir de los revólveres...
Publicar un comentario