¿por qué más oigo tu cuerpo
que tu nombre?
¿por qué deletreo rincones de tus magras chichas
y te extraigo pálpitos
tan tú tañida?
¿y por qué me enquisto
forastero
maldolido
si pretendo tu nombre?
que tu nombre?
¿por qué deletreo rincones de tus magras chichas
y te extraigo pálpitos
tan tú tañida?
¿y por qué me enquisto
forastero
maldolido
si pretendo tu nombre?
—¿A ti no te pasa que cuando te ponen los cuernos a degüello, no cuando te pirulan, no, no, me refiero a cuando alguien que te camelaba te la hinca hasta la bola, te duelen las manos? Alfilerazos en las yemas de los dedos. Y se te enroscan de yaya. Las manos. Ramas de olivo. ¿Eh?, ¿no te pasa? Eso del corazón es un embuste. Se inventaron lo del corazón para despacharlo lejos. Y desfigurarlo. Y que no lo toquemos.
—¿El qué?
—El jamón, Coplero, el jamón.
.
5 Comentario:
joder, yo es que cada vez que vengo a leer acabo con los ojos escarchados...y no precisamente de frío.
beso.
jajajajaja que bueno! hoy precisamente he hecho un dibujo que le va que ni pintado a tus palabras. ¿Casualidad o telepatía? ;)
Besos.
Doctor Rataplán, me urge esta medicina, este cataplasma de versos carnales, qué gustazo leerte.
Salud, Antero
sí a todo. y también al paño de cocina que lustra mi cornamenta.
un abrazo.
Antero en su máxima potencia!
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