2/01/2024

Gata coja en el alféizar

Fui feliz con las credenciales que otorga la pendiente abajo.
Tus ojos me nombraban como un viento
amable que mece trigales y aquieta banderas.
Aquel octubre te lució desnuda nuestra balconada.
Por las calles, las gentes, cambiaron de oficio.
Estabas tan bonita mirando por mirar la plazoleta del Obispillo.
Y llovió con tu risa.
Como una gata de repente.
Los otros te llamaron Loca.
Y emitido el diagnóstico, se enamoraron de ti.
Tú, gatuna y matemática,
te enamoraste de que se enamoraran.
Este noviembre, la tormenta, ha acudido a su cita de viuda triste.
Contemplando los ventanales que divagan la plazoleta del Obispillo,
y su cuchicheada hojarasca,
y el barro hollado como recuerdo,
evoqué tu risa
de Loca.



William Klein