En enero del 89 se le averió el vehículo frente al pub de carretera Dedos, en Tossa de Mar. Entró en el establecimiento a llamar por teléfono, pidió una cervecita, halló amable conversación, se agrandó el asunto de la misma y acabó catando hembra, monumental mulatona caribeña para sacarla en procesión. Los roces se prolongaron dos años, hasta que la mulatona caribeña se la pegó con un notario de Logroño de acaudalados pudientes y el piadoso Alcántara, orejas gachas, regresó arrepentido al redil, que así los quiere Dios.
El propietario de El Dedos y un ex lanzador de peso cubano, cliente habitual del establecimiento, conservan varios manuscritos del piadoso Alcántara pertenecientes a ese período tralará y descarriado al que aludimos. Pellizco uno.
Coplilla del vivirme muriendo
Pócimas tiene el quererque aplacan mis dolamas;
venenos también
que a muerte las agrandan.
Mírame y dime que me ves,
eso pido a tu entraña,
si la vida no me das
muéreme con esperanza.
Camilo Fuentealba |
2 Comentario:
¿y qué cabe esperarse de los beatos?
¿y de ruizalcántaras como el descrito?
Pues ná ocurrencial que a caribeñas encandile.
Bss
pero qué jodida y hermosa coplilla
qué bien me dueles
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