y se les escapa
que el atareo taciturno del artesano,
embebido, moroso y hormigante,
bautiza sin doblez, como
el inaugural latido,
como
el primigenio llanto.
Trabaja
la carne
de quien se ensortija en el otro cuerpo iletrado
y descascarilla contornos,
y viruta fronteras
—¿de qué otros pelajes desnudarse?—.
El opuesto
por fin
abrigo. Y a pesar de tal revelación,
del nuevo continente poblado,
el sudor pide acto
y la caricia, deslenguada,
pronuncia la palabra que aniquila el mundo.
Me declaro culpable de no llamarlo
amor.
Psiquiatría estética
Andrea Tomas Prato |
2 Comentario:
Es lo que tienen:
los acusicas
los continentes
el amor en carnes propias/asociadas
la oposición
las, como los, 😊deslenguadas
Nada invencible
Besos
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